Mapación
en torno al paisaje
Rodolfo Andaur
La primera
condición del paisaje es su capacidad
de decir casi
todo sin una sola palabra
Konrad Lorenz
La génesis que ha exhibido la pintura de
paisaje mantiene una constante relación con una épica textura y, en varios
momentos de la historia, ha relucido los rasgos que presentan la versatilidad
de la naturaleza. En este sentido, la relación que hemos creado para contemplar
el medio ambiente nos muestra sendas reflexiones en torno a la interpretación
que hacemos del paisaje y de cómo hemos enfocado su estudio.
Durante las últimas décadas la expresión
pictórica ha incluido múltiples medios y significantes. A esto sumamos un sentido
por descifrar la existencia humana, lo visible y lo intangible. Todo esto nos
lleva a considerar que la pintura es un medio que intenta negar y aceptar el
paisaje. El simple acto por capturarlo, con cierta fidelidad, altera el proceso
de asimilación que construimos sobre éste.
En medio de estas interpretaciones, me he
topado con la principal narrativa que rodea la propuesta expositiva que ha
instalado el artista visual Alejandro Quiroga. Un gesto que desprende una serie
de fisonomías que están adosadas principalmente a todo lo que engloba el
paisaje.
Al recorrer esta exposición, denominada Paisaje, puedo inferir que un artista
visual como Quiroga, al pintar, incorpora un relato de su quehacer político y
conceptual. Al binomio político y conceptual le sumamos un entorno físico en el
que sus texturas, estructuralmente contextualizadas, generan más de una realidad. Junto a esto él nos revela una particular
versión de la complejidad que significa somatizar aspectos enraizados en la
actual visión que poseemos del paisaje. Es más, estas pinturas y dibujos
asemejan las letanías geográficas de un país tan inabarcable, desde el estudio
del paisaje, como lo es Chile.
Es de esta manera que las obras aquí
presentes desprenden espacios naturales que convergen en una plástica
descolorida. Una estética que es recurrente en una época donde el color ya ha
sido alterado por la tecnología a pequeña y gran escala. Cabe recordar que el
paisaje hace tiempo que ya no es solo presentado como una imagen alegórica, sino
que también es trazo y línea que resume, en parte, la naturaleza que enreda al
artista en conjunto con los efectos provocados por diversos fenómenos como la
gentrificación, el espacio público, el medio ambiente, entre otros. Con estos
últimos preceptos, este pintor intenta unir y separar, en varias partes, esta
experiencia plástica con el objetivo de profundizar en aquellos entornos que
han sido unificados desde su experiencia como un curioso interprete.
Por otro lado, ese espacio natural que ha
sido proyectado da cuenta de los infinitos reparos e incertidumbres con las
cuales experimentamos el cotidiano. Porque si revisamos estas interpretaciones comprendemos
que la plástica ha impuesto ciertas alegorías a través de acontecimientos que
fracturan el hábitat y la forma de re-nombrar el espacio desde donde él crea. Es
así como esta pintura contiene una fuerte relación con su hábitat, ese que disfrazamos
constantemente envuelto con palmeras, parques o espacios baldíos; todos ellos sin
excepción van siendo travestidos por el paso del tiempo.
Paisaje, la apuesta expositiva
de Quiroga, constata su incansable trabajo para retratar una atmósfera particular
que deja huellas indelebles en el actual panorama pictórico chileno. Por lo que
al enfrentarnos a sus propuestas construimos un ensayo visual que nace como una
necesidad por crear una memoria de lo que observamos. Además éste dialoga con
el paisaje como si se tratara de una huella cultural que desde su composición ha
sido interceptada por una crisis de interpretación. Es cierto, las marcas de
estas obras han trastocado nuestros ojos a través de operaciones simbólicas,
esas que al mismo tiempo representan las aspiraciones y desilusiones del
artista.
Finalmente este proyecto pasa a formar parte de una plataforma de
difusión que aplica otras perspectivas pictóricas para narrar nuestro contexto.
Sin duda a través de estas imágenes se re-conoce en el paisaje una variedad de
temas y sub-temas que no están estrictamente relacionados a su interpretación.
Es por eso que podremos observar un panorama que recoge la mirada de este
artista que inscribe otras perspectivas epistemológicas.
Alejandro Quiroga en el MAVI : PAISAJE, MUSEO MAVI Septiembre / Noviembre 2017
Alejandro quiroga, pintor chileno del paisaje contemporáneo,
expande la noción de territorio desde un cuerpo geográfico hasta el más amplio
concepto de campos de pensamiento. su trabajo evoca lugares físicos, imaginario
personal, terrenos metafóricos y ambientes sociales, todo al mismo tiempo.
hay una inmediata sensación
de reconocimiento a las no celebradas regiones y vistas en estos paisajes, la
cuales hablan a la vez de topografía y la experiencia cultural de Chile. Hay
una poderosa reverencia, una conección muy personal, y una súplica constante hacia una responsabilidad medio ambiental.
Aquí somos confrontados a lo prístino, a la tierra intacta, con el suelo en que se ha construido.
el mapeo físico y metafórico que el artista
realiza del territorio Chileno, provoca
al espectador con temas profundos en la medida que impone una obligación ética
a considerar el efecto de la actividad humana, el progreso económico, los
desastres naturales, a la vez que celebra la tierra.
Visualmente,
Quiroga explota las condiciones áridas que permiten ver largas distancias a la
afilada luz , mientras que en otros momentos el primer plano deliberadamente
borroso, se cubre con una fina veladura, creando un resplandor inquietante. El
trabajo es a menudo abstraído como resultado del movimiento: inspirado por una
ifotografía instantánea desde un auto, el movimiento borroso de una cámara en
movimiento. Sin embargo, estos paisajes no son fugaces, sino llenos de una
presencia deliberada y decidida. Hay oscuridad, nostalgia y fragilidad. Los
negros árboles carbonizados y las costas desiertas dan lugar a ráfagas de luz,
color, hojas de primavera, árboles florecientes, una casa de aves;
Proporcionando consuelo, y en última instancia, esperanza.
Kimberlee
Cole, Curadora
Alejandro
Quiroga at MAVI: PAISAJE / LANDSCAPE
Alejandro
Quiroga, contemporary landscape painter, expands the notion of territory from a geographic body to the broader
concept of thought fields. His works
evoke physical places, personal imaginings, metaphorical terrains and social
environments, all at once.
There is an immediate sense of
recognizing the uncelebrated regions and vistas in these landscapes, which speak
of both the topography and cultural experience of Chile. There is a powerful reverence, a personal
connection, and a steady plea for environmental responsibility. We are confronted with the pristine,
untouched land contrasting with the surrounding constructed ground. The
artist’s physical and metaphorical mapping of the Chilean terrain provoke the
viewer with profound issues, as it imposes an ethical obligation to consider
the effect of human activity, economic progress, and natural disasters, while
celebrating the land.
Visually, Quiroga exploits the arid
conditions that allow long distances to be seen in sharp light, while at other
times the hazed foreground is covered in thin wash, creating an unsettling afterglow. The work is often abstracted as a result of
movement: inspired by a snapshot from a car, the blurred motion of a moving
camera. And yet these landscapes are not
fleeting, but filled with a deliberate, purposeful presence. There is darkness, nostalgia, and
fragility. The black charred trees and
deserted coastlines give way to bursts of light, color, spring leaves, blooming
trees, a birdhouse; providing solace, and ultimately hope.
Kimberlee Cole, curator
IMAGENES DE LA MUESTRA Y ALGUNAS OBRAS